(Publicado en la revista de ferias de 2012)
Un suplemento
extraordinario del Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz en el año 1852 recogió
el censo de todos los contribuyentes de la provincia distribuidos por calles y,
además, recogía el importe de la contribución que cada uno de ellos tenía que
pagar por sus tierras, casas y ganados.
Evidentemente,
los datos correspondientes a Higuera también estaban recogidos. Para cada uno
de los cabezas de familia de las viviendas del pueblo se recogían, en función
de los bienes que poseían, los impuestos que tenía que pagar, diferenciando lo
que era por terrenos, ganados y casas. En total lo que le correspondía pagar a
los vecinos en aquel año ascendía a la cantidad de 45.484 reales de vellón y 22
maravedíes. El puesto de Alcalde, que era quien firmaba el inventario, era en
aquellos momentos, lo ocupaba Juan González Cañedo.
Los datos
recogidos revelan que el callejero higuereño en aquel año lo constituían 18
calles y en el habitaban unos 540 vecinos, lo que significa que el número de
habitantes de Higuera superaría las 2.100 personas, superior a la población
actual.
En la calle
Mesones vivían 21 vecinos, mientras que en la calle Zarza eran 51 los vecinos.
En la calle Alcantarilla se recogen 13 vecinos y 37 en la calle Veneros. La
calle Juan de Toro (actual Juan Rodríguez Cea) estaba habitada por 55 vecinos,
y en la calle Corral, 23. En calle Nueva se recogen 27 vecinos, por 40 de la
calle Santo. En la Plaza estaban domiciliados 7 vecinos, que en la calle Jerez
(José Salguero actual) ascendían a 69. En la calle San Lorenzo se recogen 26
titulares, mientras que en la calle Perdida (hoy Iván de Vargas) son 61 los
vecinos. En la calle Mazacote se censan 9 vecinos, por 19 en el Castillo. En la
calle del Arco (seguramente la actual Ruíz Bona), se anotan 13 vecinos, y en la
calle Cuerno sólo 9. En la calle Santa María son 13 los titulares impositivos,
mientras en el Barrio de la Virgen el censo se eleva a 38 vecinos y sólo 10 en
el Toledillo.
En cada una de
las calles se puede consultar las familias que vivían en ellas, reflejando el
cabeza de familia y la valoración de los bienes que poseían. Además se recogía
un grupo bajo el epígrafe de "Hacendados forasteros", constituidos
por 13 contribuyentes y "el fondo de propios". Entre los forasteros
se señala al Conde de Cerbellón cuyas tierras eran las terceras que más
contribuían a la hacienda local con una valoración de 6.310 reales de vellón de
producción anual imponible, sólo por detrás de los terrenos de Esteban Terreros
y Francisco Cañedo, con 12.580 y 12.055 reales de vellón respectivamente.
En cuanto a la
contribución por las casas, la mayor valoración era por las propiedades de
María Dolores Cañedo en la calle Nueva con un valor de 2.305 reales de vellón,
seguidas por las de Juan González Cañedo (calle Jerez) y Manuel Terreros (calle
Juan de Toro) con una valoración impositiva de 1.960 y 1.741 reales de vellón
respectivamente.
En lo
referente a los bienes ganaderos por los que contribuían la mayor valoración
era para Juan González Cañedo con una valoración de 12.361 reales de vellón,
convirtiéndole en el mayor contribuyente de todos los vecinos al abonar a las
arcas del municipio 3.047 reales de vellón y 10 maravedíes por sus propiedades.
Por la ganadería le seguían Francisco Villanueva con una valoración anual de
9.091 reales, seguidos de Juan González Cerrada (6.655 reales de vellón),
Manuel Terreros (6.465) y Juan Del Pozo (4.600).
Pero este no
es el único censo que se recoge, sino también y quizás más interesante, a
efectos históricos es el de industrias y comercios que había en aquel momento,
que sirve para comparar con los industriales y comerciales que ya hemos
recogido en estas mismas páginas en otros años, sacados de diferentes inventarios.
Aprovechando este censo, las autoridades del momento realizaron también algunos
ajustes en las declaraciones que habían realizado, adaptándolas a la realidad,
para que pagasen sus impuestos conforme a la actividad que realizaban.
Existían tres
mercaderes de sedas, cintas, etc.: Roque Patrón, Carmen Valcarcel y Lorenzo
Mesa, que fue incluido como nuevo en el censo. Francisco Sánchez Grillo fue incorporado
como abastecedor de carnes frescas.
Dos posadas eran
los alojamientos disponibles para los visitantes, una regentada por María
Josefa Granado y otra por Rafael Núñez, que a la vez también tenía una taberna
y era el dueño de la única Abacería, tienda de jabón, aceite y vinagre que
había, y al que se le incrementó su cuota porque también tenía un puesto de
aguardiente.
En un pueblo
con una cantidad importante de animales de trabajo y muchas herramientas
utilizadas para los trabajos en el campo, cuatro eran los herreros: Francisco
Carrasco, José Román (mayor), Juan Soto y Manuel Adeguero. Había 3 albeitares,
que era como se conocía a los veterinarios, que eran José Díaz, Pedro Antequera
y Manuel Díaz.
Relacionados
con la construcción, había 2 alarifes que trabajaban un periodo de 6 meses,
Juan Ferrera y José Agustín. Mientras, como carpinteros por tres meses eran
otros dos, Martín la Misa y Francisco Ruíz Carrasco. A todos ellos, se le
incrementó la cuota impositiva que tenían que pagar al considerar las autoridades
que realizaban su labor durante todo el año, en vez del tiempo inicialmente
declarado.
El gremio de
los zapateros locales lo componían 6 artesanos, que eran los siguientes Manuel
Portales, José González, Antonio Lozano, Manuel Cuello, José Fernández y José
Lozano. Los barberos eran tres, Francisco Martín Vega, Lorenzo Mesa y Francisco
Martín Morcillo
Había dos vendedores ambulantes o buhoneros, que eran Pedro Mesa y
Francisco Mesa
En cuanto a
las industrias de transformación de las producciones locales eran varios. Juan
Colorado Cabalgante, Antonio Martín Morcillo, Antonio Rodrigo y Agustín Viera
poseían una tahona que molía durante un trimestre. Las dos prensas de aceite
eran propiedad de Esteban Terreros y María Dolores Cañedo, que también poseía
uno de los 9 molinos harineros de un canal que funcionaban durante seis meses.
El resto de los molinos eran de Juan González Cerrada, Francisco Madrigal, Manuel
Colorado, Manuel Torrado Moreno, Manuel Terreros, Manuel Garrancho y Francisco
Navarro.
También había
una caldera de jabón de menos de 30 arrobas, en manos de Julián Delgado, y una
fábrica de teja y ladrillos de Félix Almeida.
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